viernes, 13 de enero de 2012

Colaboración del Técnico Regional de Córdoba en la cosecha de vainas de algarrobo para el Banco de Germoplasma de la Universidad Nacional de Córdoba.



Ejemplar de Prosopis chilensis
Introducción: La importancia del algarrobo
Los algarrobos constituyen un recurso natural propio de alto valor ecológico, social e industrial. Conforman un grupo de especies y subespecies autóctonas de marcada adaptación por su evolución en regiones áridas, semiáridas, de suelos pobres y en ocasiones con contenido salino. Por dicha adaptación, además de la capacidad de generar numerosos productos y sub productos valiosos, es que pueden constituirse nuevamente en parte del sustento de poblaciones enteras, como lo fueron para los pueblos originarios de su área de distribución.
Tienen la capacidad de producir maderas valiosas, leña, carbón y taninos, así como frutos útiles para la alimentación humana y animal. Sin olvidar la virtud de propiciar y sostener la diversidad de la flora y la fauna en sus ecosistemas.
Todo lo descripto, así como el grado de deterioro actual del recurso y el riesgo en que se encuentra la diversidad del mismo, resalta la importancia de preservar in situ a los algarrobos y además contar con un reaseguro mediante la conservación en bancos de semillas, que permitirán mantener e incrementar el recurso de forma más eficiente y segura.

La cosecha de material genético del recurso algarrobo
Dadas las necesidades planteadas por parte de la responsable del Banco de Germoplasma de la Facultad de Ciencias Agropecuarias de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC), Ing. Agr. MSc. Graciela Verzino, respecto a las limitaciones de movilidad para las tareas de cosecha anuales que vienen realizando sobre el recurso Algarrobo, es que se estableció desde la Dirección de Producción Forestal (DPF) del MAGyP, que el Técnico Regional de Córdoba colaborara en parte de estas actividades, principalmente en aquellas por desarrollarse dentro de la Provincia.

De esta forma, se le solicitó a la Ing. Verzino, un cronograma de cosecha y el itinerario correspondiente para llevar a cabo la actividad, y así establecer las necesidades concretas y las posibilidades de cubrirlas desde la DPF. Como resultado se obtuvo un listado tentativo, extracto de árboles a cosechar, orientativo de fechas de maduración, lugares de cosecha, entre otros datos, que plantearon la necesidad de concentrar las actividades en la Región Oeste y Noroeste de la Provincia (Villa Dolores, Chancaní y Cruz del Eje).
De acuerdo a datos aportados por colegas de la Ing. Verzino, respecto al estado de situación de la maduración en las distintas zonas, se encontraban con una maduración avanzada, frutos en el suelo y ya dañados, en la zona de Chancaní y Villa Dolores, por lo cual se sugirió comenzar con el recorrido por esta zona.

Las actividades de cosecha se realizaron en dos viajes. El primero se desarrolló durante los días 26 al 28 de diciembre contando con la participación de  integrantes del Banco de Germoplasma, las Biólogas Jimena Herrera, encargada de procesado de datos del Banco y Nidia Castillo, a cargo del herbario, además del estudiante de Ingeniería Agronómica, Mauricio Vocos, a cargo del Banco de semillas propiamente dicho.

Posible híbrido cosechado en el ingreso de la Reserva de Chancaní

Dada la necesidad de cubrir el período hasta la madurez de los frutos en la zona de Cruz del Eje, es que se programó un segundo viaje para el día 9 de enero, para realizar las tareas de cosecha de manera conjunta con los mismos integrantes del Banco de Germoplasma que participaron en el viaje anterior.
En el primero de los recorridos se cubrieron un total de 1.233 km, con una dedicación total de 33 hs. en los tres días que duró el periplo. Se cosechó frutos de 8 árboles, que resultaron en 103,10 kg de vainas, que probablemente rindan, una vez procesadas, unos 9 kg de semillas aproximadamente.
En el segundo de los viajes, se recorrieron 805 km, en casi 20 hs. continuadas, durante las cuales se cosecharon 5 ejemplares, resultando estimativamente en unos 60 kg de vainas que deberían rendir unos 5 kg de semilla. Estas, en su conjunto, descontadas las pérdidas por el nivel de pureza, las fallas de germinación y las pérdidas esperables en el manejo de vivero, deberían generar alrededor de 200.000 nuevos plantines, listos para la plantación a campo.
Excepcional Prosopis chilensis de 1,95 m de DAP, observado en el recorrido.

Todos los ejemplares observados, tanto los registrados con anterioridad como los nuevos, fueron medidos, fotografiados, georeferenciados con GPS y registrados en una planilla, y en el caso de los nuevos, además se realizaba la recolección de material para el herbario. Por otra parte, los árboles que integran el Banco de Germoplasma son identificados en terreno con una chapa que se fija en el tronco, con la numeración correspondiente.

El Banco de Germoplasma de la UNC
Vista general del herbario
Su funcionamiento se inicia en el año 1985, como resultado de un convenio con el Instituto Forestal Nacional (IFONA) y en el marco de la denominada Comisión Nacional de Prosopis, en la que la Ing. Graciela Verzino tuviera participación, y fuera su coordinadora en el año 1989. Además participan en la actualidad la Ing. Jacqueline Joseau y los miembros que asistieron a la cosecha, Biólogas Jimena Herrera, Nidia Castillo, y el estudiante de Ingeniería Agronómica, Mauricio Vocos, así como otros integrantes que desempeñan tareas puntuales.
Una de las características de ésta estructura es que es una de las pocas en el país que cuenta con la maquinaria apropiada para el procesado de los frutos, que facilita la posterior separación de las semillas. Esto hace que se concentren en Córdoba materiales de diversas partes del país, principalmente del Parque Chaqueño, que son enviados para su procesado. 
Respecto a la organización del banco de semillas o germoplasma, se diferencian dos grupos, el denominado “banco pasivo”, constituido por pequeñas muestras de unos 120 gramos de todo el material que pasa por el Banco de Germoplasma, de cosecha propia o remitida para su procesado, característica funcional que ha generado una colección que supera las 2.000 muestras, probablemente una de las más amplias del país, de un altísimo valor como muestra de diversidad.
Herbario
Por otra parte, el otro componente o “banco activo”, constituye todo el material destinado a la venta, que cosechado en la provincia de Córdoba, o en las de Catamarca y la Rioja, proveen a las demanda de la propia Córdoba (de por ejemplo, particulares, empresas viales), como de otros, entre ellas Formosa, Chaco, San Luis, etc. Este componente es de mucha importancia y es el que insume los mayores esfuerzos para sus integrantes, ya que se constituye en la principal vía de ingreso de recursos económicos para el sostén de la estructura.
Los restantes componentes son el herbario con el material de referencia, la base de datos con la descripción de los ejemplares incluidos y el material fotográfico de respaldo.


Fuente: Técnico Regional de la DPF para Córdoba, Ing. Agr. Esteban Zupan.